Los concejales ya no reparan en las justificaciones del secretario de Economía, quien esta semana explicó de manera errónea cómo se calcula la TSU. Esperan que tras su desafortunado raid mediático, el funcionario informe cuál será el impacto de la medida para casi 420 contribuyentes.
Luego de que el secretario de Economía y Hacienda, Hernán Mourelle, hiciera una recorrida por distintos medios periodísticos intentando justificar el aumento de tasas impulsado por la gestión del intendente Carlos Arroyo, en el Concejo Deliberante crece el consenso sobre el fuerte impacto que esa medida podría tener entre los contribuyentes. Todos los cálculos, incluidos los del oficialismo, apuntan a convalidar las cifras que anuncian una suba promedio ponderada del 267% y a restarle cada vez más crédito a la figura y a los argumentos de Mourelle.
Por esa razón, las extravagantes explicaciones que el funcionario continúa brindando públicamente ya ni son tenidas en cuenta por muchos concejales, quienes se muestran cada vez más dispuestos a modificar sus controvertidas propuestas, con o sin el aval del gobierno.
“Pretendió y todavía pretende subestimarnos, a nosotros y a todos los vecinos de Mar del Plata y de Batán”, se quejó un edil ante LA CAPITAL.
Meses atrás, ni bien el Ejecutivo presentó sus proyectos tributarios para 2018, el intendente Carlos Arroyo había anunciado que la suba promedio de la TSU sería de apenas el 24%, una cifra que durante el debate en las comisiones, terminó siendo completamente refutada.
Algunos concejales aún evalúan las palabras del intendente con alguna dosis de indulgencia. Ese es el caso de los radicales, quienes prefieren creer que Arroyo mencionó números falsos luego de haber sido convencido por su secretario. “Ha hecho que el intendente dijera cosas inexactas en relación al aumento de la TSU”, lamentó la radical Cristina Coria.
Luego de que a partir de los análisis realizados en el Concejo Deliberante la cifra del 24% quedara desmentida, Mourelle no dio la batalla por perdida. Y por eso concedió algunas entrevistas durante las cuales, para el asombro de quienes siguen el debate con atención, volvió a brindar datos inexactos y a exponer excéntricos argumentos para reforzar su propuesta de aumento de la TSU.
Uno de sus recursos más llamativos consistió en mostrar ante las cámaras un cartel mediante el cual pretendió explicarles a los vecinos de qué manera el municipio calcula los montos de la Tasa de Servicios Urbanos, exhibiendo allí un cálculo que no se condice para nada con la realidad.
Según Mourelle, el valor de la TSU para cada inmueble es el resultado de una fórmula en la cual, a un valor básico de $3.014, se le suma la valuación fiscal de una propiedad.
La situación, observada en canal 10 , todavía es motivo de broma dentro del Concejo, ya que la fórmula para el cálculo de la TSU no es esa, sino que consiste en una ecuación mucho más compleja en la cual se suman y multiplican -además de un monto básico y la valuación fiscal- una conjunto de otros valores, como los coeficientes de servicios, y una serie de alícuotas porcentuales.
Durante su peculiar irrupción televisiva, el funcionario no sólo cometió el desacierto de exhibir una fórmula de la TSU falsa. Además realizó algunos otros extrañísimos cálculos, hilarantes comparaciones y hasta mencionó que la Tasa de Servicios Urbanos contiene “subsidios”, cosa que en ningún caso es verdad.
Haciendo a un lado la desafortunada aparición mediática del funcionario, en el Concejo Deliberante todavía esperan que Mourelle, mientras continúe en su cargo, cumpla con aportar información fehaciente, en base a la cual los concejales puedan definir qué hacer frente a su explosiva propuesta de aumento de la TSU.
Los reclamos provienen tanto desde la oposición como desde el oficialismo, con la exigencia de que ponga a disposición la documentación oficial que ya establece cuánto subirá la TSU durante este año para cada uno de los casi 420 mil contribuyentes que están obligados a pagarla.
Los concejales pretenden en definitiva datos concretos porque a esta altura Mourelle ya no es capaz de convencer a casi nadie con sus cartelitos.